
Imaginad que tenéis otro nombre, que vivís en otro país, qué habéis tenido otra vida... quizás más aventurera, más aburrida, más misteriosa. Quizás habéis sido espías, estrellas de cine, cantantes, arqueólogas, científicas, vendedores ambulantes, contadoras o contadores de cuentos en el Antiguo Oriente...
Tenéis que imaginar una vida inventada. ¡Ah! pero esto se complica, sólo podéis emplear 250 palabras para vuestra biografía.
EL JUGADOR
Nací en Málaga en 1974 y me crié en el municipio malagueño de Estepona. Mi padre es norteamericano, nacido en Boston, y mi madre malagueña. Desde muy pequeñito aprendí a hablar ambos idiomas. Cuando empecé el instituto empecé a cultivar mi afición por ese maravilloso deporte que es el baloncesto. Tanto mi madre como mi padre son bastante altos, y cuando tenía 16 años ya medía 1,87. Empecé a entrenar con el equipo de mi instituto, y pronto, un ojeador de por aquel entonces Caja Ronda empezó a fijarse en mi forma de jugar. Hablaron con mis padres y me ofrecieron una beca para estudiar y jugar con el equipo. Aquel mismo verano, mis padres tuvieron que viajar a la ciudad norteamericana de Boston por negocios relacionados con la empresa de mi padre. Mi padre tenía numerosos amigos en la ciudad debido a sus anteriores visitas por negocios. Walter Peterson, uno de sus socios, tenía un hijo de 18 años que jugaba en los Boston College Eagles, el equipo universitario de la ciudad. A mí me gustaba soñar que algún día llegaría a jugar en la NBA, ese era mi sueño. Le dije a mi padre que me gustaría quedarme y cursar mis estudios en Estados Unidos, ya que tenía nacionalidad americana y el idioma no suponía impedimento. Afortunadamente, mis padres me apoyaron en todo y en Septiembre ingresé en la universidad de Boston. Con 18 años ya media 2,02, y jugaba de escolta. Era un escolta alto con buen manejo de balón y un tiro bastante decente. Jugaba de titular y disfrutaba de muchos minutos. Mis números eran 23,3 puntos, 12,02 asistencias y 8,5 rebotes por partido, así que no tardaron en fijarse en mí los ojeadores de los Celtics. Iba al Boston Garden a ver a Larry Bird, Denis Johnson, Danny Ainge o Robert Parish, miembros de los mejores Celtics de todos los tiempos. A los 20 años de edad los Boston Celtics decidieron hacerme directamente un contrato profesional saltándose una futura elección en el draft. Debuté con 20 años en la NBA y pronto empecé a jugar de titular. Llegué a jugar un año con el gran Larry Bird antes de que los Celtics retiraran su dorsal 33 en una emotiva ceremonia. No tardaron en ponerme el sobrenombre del nuevo Larry. En segundo año de profesional fui nombrado mvp de la temporada. Al siguiente año gané mi primer anillo de campeón. Fue el primero de cinco consecutivos batiendo todos los records de aquellos míticos Celtics. Una gravísima lesión de rodilla me obligó a dejar el baloncesto en la cumbre de mi carrera con tan solo 26 años de edad. A pesar de todo, hoy, el día de la retirada del dorsal número 4 con el nombre de Crawford, yo, Jonas Crawford me siento feliz y orgulloso de mi vida deportiva.
Mi otra vida
Yo nací en 1984, en África y mi país es Nigeria. Mi vida ha transcurrido siempre en la pobreza, tenía muy pocas alegrías. Desde muy pequeña siempre he trabajado mucho pero siempre pasando muchas necesidades, demasiadas... Creo que ningún ser humano debería pasar por esta situación. Pero entre tanto malo siempre hay quien te ofrece algo y los voluntarios de Maestros Sin fronteras lo hicieron conmigo. Con ellos aprendí a leer, escribir y muchas cosas más, que con el tiempo me han servido mucho. Cuando tuve el coraje suficiente, me subí con algunos compatriotas más a un cayuco y llegamos a Canarias, buscando una vida mejor que la que había mos dejado en Nigeria. Yo tuve suerte porque después de ocultarme y mendigar, una buena persona se compadecio de mí y me ofreció un contrato en un restaurante. Los conocimientos que en su día me dieron Maestros Sin Fronteras me sirvieron de mucho.
Tal vez por eso, al cumplir los veinte años, yo, Ana Velasco, me compré un billete de avión y sin más equipaje que una mochila y algo de dinero, llegué a Siria.Mi intención era recorrer sola el país, pero comprendí que no iba preparada, así que para empezar cambié mi indumentaria. Compré ropa cómoda; bombachos y camisolas, parecía un beduino, ¡pero qué cómoda me sentía!. Conocí a una familia del lugar y después de algunas discusiones, me alquilaron un camello con la condición de que contratara a uno de sus hijos como guía.
Su nombre era Abdul, al principio no reparé mucho en él, pero poco a poco, sus ojos me fueron atrayendo. Eran negros como el azabache y algo inquietantes. Su educación era exquisita y siempre me trató como a un igual. Me enseñó a montar en camello y a orientarme en el desierto, cómo encontrar agua y qué plantas debía comer.Hablábamos en inglés, aunque con gran rapidez iba aprendiendo mi idioma. Nuestras conversaciones fueron estrechando nuestra amistad y acercándonos el uno al otro. Estábamos en el sitio más maravilloso del mundo, ¡jamás he vuelto a ver esos atardeceres! Y sucedió lo que deseábamos. Nos amamos con pasión y lujuria. Mi piel blanquecina y su color moreno se unieron amorosamente durante los mejores treinta días de mi vida.
Y comprendí que acababa de empezar a descubrir el mundo.
Al salir derrotada de las húmedas y rítmicas aguas del vientre materno, escucho pronunciar por primera vez mi nombre Sylvie , Sylvie Beson...y rompo a llorar. Inicio así mi vida, una vida plena y llena de sobresaltos.
Mis pequeños, dulces y vagos recuerdos infantiles quedaron cobijados entre las paredes de la vieja casona de tejas rojas que papá y mamá restauraban con cariño a las afueras de París. Por entonces, los días transcurrían pausadamente rodeada de libros que se apilaban en la vieja biblioteca, hermanas mocosas, mascotas, regañetas, juegos, abrazos y caricias...
Papá me regalaba siempre fantásticos libros en vez de muñecas y prefería contarme historias reales a cuentos chinos para niñas" y así con su tesón y dulzura, unida a la de algunos de mis queridos maestros, despertaron en mí la avidez lectora e histórica que aún conservo.
Y fascinada por toda época postrera obtuve en la Universidad de "La Sorbonne" mi título de historiadora y ejerzo como tal desde entonces dedicada al difícil arte de desenmarañar enigmas históricos.
Tan ensimismada estoy en mi trabajo que olvido por completo mi vida personal. Reconozco que soy un desastre en este sentido; tengo pocos amigos a los que descuido, viajo mucho. He tenido varias relaciones personales y los hombres no duran a mi lado Los únicos infantes que he parido han sido algunas biografías históricas que he llegado a publicar con gran éxito y de las que me siento muy orgullosa.
No pienso nunca en el futuro, sé sólo lo que haré ahora, en este momento....y nada más le pido a la vida, seguir viviendo...
Fray Tomás de Torquemada, máximo inquisidor general, está siendo el encargado de la extirpación de los herejes en Castilla y Aragón. Hoy 1 de Julio de 1488 me ha tocado a mí ser la beneficiaria del peso del Santo Oficio. Durante días me han sometido a torturas y vejaciones, que ahora no relataré por respeto a mis seres queridos. Pero he resistido, no he confesado nada de lo que no fuera culpable, como tampoco he testificado contra nadie.
Mi existencia ha sido plena. De lo único que soy culpable es de ayudar a mis semejantes. Interesada por las propiedades curativas de la naturaleza y orientada por la tradición de las mujeres de mi familia, he dedicado mi vida a curar infinidad de males, corpóreos y espirituales, a personas de todas las razas y religiones sin importarme su dogma. En cuanto a mis creencias religiosas, por las que también se me juzga, he de decir que mis convicciones me han llevado a la conclusión de que tod@s somos fruto de la casualidad y no de la voluntad de un creador superior.
Mi presencia en esta vida será fugaz, pero he vivido libre hasta ahora, como mujer, emancipada y responsable de mis actos solamente ante mi conciencia.
Por eso hoy voy a morir en paz conmigo misma.
Mi padre es el payaso "Coco" un payaso muy divertido que se enamoró de una trapecista "La gran Corina". De esta relación nací yo. Desde pequeña sólo conozco este mundo y me encanta estar rodeada de leones, elefantes y focas. Eran mis juguetes, con los que yo jugaba. Me gusta relacionarme con todas sus gentes. Somos una gran familia.
Íbamos de una ciudad a otra y de un país a otro. Yo nací en París, pero por casualidad. La verdad es que me siento un poco de todo el mundo y eso me gusta. Hablo muchos idiomas y conozco a personas de muy distintas razas y nacionalidades.
Al crecer me gustó lo que hacia mi madre y poco a poco fui incorporándome en la atracción que realizaba, hasta que me di cuenta que eso era lo que quería hacer. Ser trapecista.
Mis padres al ser más mayores se retiraron del circo y sólo quedé yo. Me encanta lo que hago, soy muy feliz aunque sea peligroso.
Aquí he conocido el amor. Él es un domador de leones, una profesión también muy peligrosa. Pensamos tener hijos y espero que les guste este mundo tanto como a mí.
Sé que el circo es muy sacrificado pero merece la pena solo por escuchar las risas y los aplausos del público.
Nací en Ronda (Málaga) un pueblo precioso de la sierra. Vivía con mis padres y ocho hermanos más, yo soy la mayor. Éramos una familia humilde.
Mi padre era albañil y mi madre ama de casa. Mi padre era un `´maestro¨´ del cante flamenco, aunque nunca lo hizo profesional, pero amaba el cante.
Mi madre cantaba como los ángeles, sobre todo la canción española. Era evidente que yo saliera cantaora, lo llevaba en las venas.
Yo estudiaba en un colegio de monjas dónde aprendía música clásica, pero lo que a mí me gustaba era el flamenco y la copla que era lo que escuchaba en casa.
Cuando tenía quince años muere mi padre. Nos fuimos a vivir con mi abuela Carmen y tuvimos que vender la casa. Yo al ser la mayor tenía que ayudar en casa y me puse a trabajar, por supuesto dejé de estudiar. Hice de todo, pero lo mío era cantar.
Un día escuchando la radio, oí que había un concurso para aficionados al cante, no lo dudé, me presenté y lo gané. Me puse como loca. El premio era mil pesetas.
Me prepusieron ir a Madrid, pero mi madre se negó porque eso estaba mal visto. Eran otros tiempos... Pero me puse en huelga de hambre y así estuve unos días y al final mi abuela convenció a mi madre.
Y ya ven, ¿quién lo diría? ¡Mi madre y yo rumbo a la capital! Mis hermanos se quedaron a cargo de mi abuela.
Tras muchas dificultades, triunfé y por fin mi gran sueño se hizo realidad.
Vivo con mis padres en Londres, año 1887. Mi padre es un gran científico, admirado y reconocido por todo el mundo. Todos querían conseguir su invento y descubrimiento. Yo le ayudaba en todas sus investigaciones. Soñaba que algún día sería como él.
Un buen día, al levantarme, descubrí que mi padre no estaba, había desaparecido. Lo secuestraron y ya jamás supimos de él. Mi padre temía que esto podría pasar pues estaba trabajando en un proyecto muy importante; una máquina que podía transportarnos al pasado y viajar al futuro. Un descubrimiento que iba a revolucionar el mundo. Siempre le ayudaba en su laboratorio, que se encontraba en un sótano secreto para que nadie lo descubriera. Allí guardaba todas sus notaciones y fórmulas de su nuevo invento.
El tiempo pasaba y no tenía noticias de mi padre. Quise terminar su trabajo. Llamé a un amigo de la universidad, donde cursé mis estudios de Física y Química. Le pedí que me ayudara a terminar el proyecto. Cuando terminamos, programamos el invento para que nos llevara al pasado, un día antes del secuestro. Mi padre se incorporó a la máquina del tiempo y juntos nos dirigimos al futuro, año 1980.
Mi padre vio su invento hecho realidad y no pudo contener las lágrimas. Abrazándome me dijo emocionado:
- ¡Gracias hija! He podido ver mi obra realizada.
Gracias a la máquina del futuro, salvé la vida de mi padre.
Me casé con mi amigo científico. Hoy por hoy, sigo contando esta bonita historia a mis nietos.
Lucía, nacida en Málaga, hija de un "cantaor" llamado Manuel, de quién heredó su pasión por el baile y el cante. Comenzó a cantar a la temprana edad de seis años, bailando en una escuela de flamenco. Un tiempo después fue contratada por un cuadro flamenco, llamado "La Soleá ", y se convirtió en una figura del cante y el baile.
A los diecisiete años se fue a Madrid, donde conoció un profesor de canto y copla. Después de un tiempo compuso su primer disco. Debido a su éxito, formó su propia compañía de flamenco, compuso sus propias letras y se introdujo en el mundo del cine haciendo sus propias películas. Hoy en día, está casada, con dos hijos y es reconocida como unas de las mejores cantantes de copla del mundo.
Choni
Diana
Me llamo Diana. Nací en Francia. Vivía con mis padres y mis dos hermanos. Somos una familia humilde. Mi padre es trabajador de unos grandes almacenes y mi madre reponedora de una gran tienda de ropa. Yo estudiaba estudiando en un colegio muy famoso que hay en Francia. Una de mis compañera como sabía queme gustaba cantar me habló de una escuela de canto. Yo no lo pensé dos veces. Llegué a casa y se lo comenté a mis padres para que me matricularan. Ellos como sabían que me gustaba tanto cantar, no lo pensaron dos veces, aceptaron. Me puse muy contenta, ese era mi gran sueño y por fin se iba hacer realidad. Al día siguiente mi madre y yofuimos a la escuela de canto, tenía mucho prestigio y no dudé en apuntarme.En la escuela me dijeron que de ahí habían salido muchas muchachas que habían triunfado como cantantes. Les dije que eso era lo que yo quería, ser una buena cantante.El maestro me dijo que allí se tenía que estudiar mucho y que con esfuerzo sería una buena cantante. Le dije que no lo defraudaría y estudié y trabajé duro. Por fin, me sentí preparada e hice mi primera gira, como no, por mi País, Francia.Fue todo un éxito. Pero mi gran ilusión era hacer una gira por España, recorriendo sus pueblos y sobre todo Andalucía. El éxito se repitió y por fin mi sueño se hizo realidad.
Mi nombre es Claudia. Nací en Madrid, el 20 de diciembre de1970. Soy actriz. Vengo de una familia acomodada. Mi interés por el cine surgió cuando era una niña. De hecho empecé a estudiar baile y clase de canto a los cinco años de edad y a los nueve ya asistía a una escuela de interpretación. Noera fácil pues tenía que compaginar todo esto con los estudios. Apenas tenía tiempo para jugar pero me gustaba lo que hacía. Mi profesora de interpretación me decía que derrochaba carisma, que desde que me observó por primera vez sabía que podía ser una gran actriz. Eso me daba fuerzas para seguir, pues yo sabía que no era un mundo fácil. En plena adolescencia, me hice hueco en el mundo de los castings. Empecé a formar parte de una compañía de teatro. Allí conocí a un representante que mostró interés por mí. Recuerdo que me dejó su tarjeta y me dijo que me llegara al día siguiente pues tenía algo que podía interesarme. Esa noche no pude dormir. Se me pasaron mil cosas por la cabeza. Me preguntaba si sería mi gran oportunidad. Al día siguiente me presenté, me estaban esperando. Hice una serie de pruebas y quedaron impresionados conmigo, pues tenía dotes dramáticas. Fui seleccionada para rodar una película. Rápidamente entré en un frenético ritmo de trabajo que hizo que en un año llegase a rodar hasta seis películas. Aceptaba todo lo que me proponían. Felizmente, alcancé mis sueños...
Me case con un fotógrafo de una agencia de modelos con el que tengo tenemos dos hijos maravillosos. Soy la mujer más feliz del mundo como esposa, madre y actriz...
Sonia
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