martes, 8 de marzo de 2011

La primavera

A mediados de noviembre, como cada año, se desató el Norte. En unas horas el Parque quedó desnudo y despoblado a excepción de los gorriones y las urracas que soportaban impávidos los rigores invernales. Los árboles, sacudidos por el viento, semejaban una zarabanda de esqueletos sobre una brillante alfombra de hojas amarillas. Dos días después el viento amainó. Empezaron alzarse del río las nieblas del otoño y la ciudad se sumió en un estatismo agarrotado, precursor de las rígidas escarchas de diciembre. Mas antes que los hielos, llegó este año la nieve. Se presentó embozada de unas metálicas nubes grises que en un santiamén cubrieron la ciudad y la bombardearon lenta, persistentemente, con sus copos ingrávidos, resvistiendo de blanco las calles y tejados. Y, contra toda previsión, el temporal se prolongó cinco días con cinco noches. La vida en la pequeña ciudad se resumió en sí misma, como el caracol en su concha, aguardando mejor circunstancia para renacer.


Miguel Delibes, La hoja roja




Transformar el texto de Miguel Delibes en una descripción donde reflejéis la llegada de la primavera a nuestra ciudad siguiendo la esctructura del texto o a vuestro libre albedrío:


A mediados de Marzo....... En unas horas el Parque..... Los árboles.... Dos días después... Mas antes de.... Y contra toda previsión.... La vida en la ciudad....


A mediados de marzo, con un sol radiante, me decidí a dar un paseo por el parque, me parecía maravilloso escuchar el piar de los gorriones y otras aves, así como el revoloteo de las palomas que iban buscando comida y otros forrajes para sus crías.




Las flores empezaban a abrirse y el césped parecía una alfombra de bellísimos colores: amarillo, rojo, violeta... Estaba todo precioso.



Los árboles lucían un manto de distintas tonalidades de verdes y en algunos de ellos florecían bellas y hermosas flores, que más tarden darían sus frutos.


Los patos en el lago ¡ qué graciosos ! Sus crías iban detrás empezando a jugar con el agua y como no, las tortugas sacaban sus cabecitas para aprovechar los lindos rayos de sol.


Se veía a mayores pasear, y otros sentados en los bancos contemplaban a los niños jugar en los columpios y en el tobogán.


Para mí, era hermoso ver tanta maravilla pues ya quedaba atrás el frío invierno, y mi pueblo empezaba a vivir de nuevo, todos en comunidad.




Charo




A finales de Febrero la ciudad continuaba sumergida bajo la grisácea niebla que aportaba su amplio y rico estuario. Los fríos vientos del Norte se habían encargado de adormecer los jardines y parques. Las lluvias del sur habían dejado húmedas y negras manchas en las edificaciones y mobiliario urbano, transfiriéndolas a sus moradores. Todo había quedado tristemente adormecido a la espera de cálidos vientos que aportaran la energía necesaria que restableciera el agostamiento propio de la estación. Días después salí a pasear por el parque natural que limita la ciudad, fue justo una semana después, el sol llevaba jornadas luciendo con todo su esplendor, incitaba a dejar el abrigo, sentir sus benefactora influencia aportaba una pátina de paz y energía. Mi cuerpo percibía con asombro y alegría el radical cambio del paisaje. Musgos, setas y líquenes habían dado paso al morado cantueso, a la blanca jara, roja amapola y un sin fin de florecillas que cubrían la arena del pinar como si de una alfombra se tratase. Me pregunté si sería el anticipo de una primavera que llamaba a la puerta energética y explosiva en forma de sinfonía de colores. Semanas después, sentada en la mesa de mi cocina paladeando un aromático café, levanté la vista que recorrió sorprendida la llegada de diminutas flores color púrpura a mis arriates. De un salto salí al patio recorriendo emocionada su trayectoria plagada de colores que el sol iluminaba aportando profundos matices y brillos. Se me repiten las mismas emociones de días anteriores, esbozo una sonrisa que poco a poco se apodera de mi cuerpo restaurando la alegría perdida durante el largo, frío y duro invierno. Ahora sí, la Primavera se instalaba en el asfalto continuando su recorrido hasta el último rincón del corazón. Como cada año, se presenta de improviso, sorprendiendo, dando fin a un invierno que parece eterno, interminable. Ella recuerda que afortunadamente todo se transforma, que nada es eterno, que derrochará luz y color aportando una nueva energía tan necesaria en el ciclo de la vida.

Esperanza


La he notado, la percibo desperezándose, asomando su carita sigilosa y juguetona entre los restos del imperturbable invierno ¡Ahí llega! revoltosa, ¡que sí! ¡que no! indecisa, caprichosa, con su maleta meteorológica.Se sabe deseada y se retuerce orgullosa , contorneándose entre los recodos de las vidas que la esperan, con su luz, su suavidad, su templanza , su quietud, va despertando a su paso miradas lascivas y envidiosas.


¡Despereza al mundo ! sin gritar, tiernamente lo despierta, pincelando de colores cielos, campos y jardines, inundando el aire de hermosos y penetrantes olores , bombardeando , pletórica, nuestros oídos con trinos, sevillanas, voces, tambores y saetas.Es el tiempo del amor y los almendros en flor; ahí puedes observar sobre el césped mullido de húmeda hierba a parejas que retozan meciéndose entre susurros mientras frágiles mariposas revolotean entre ellas. Y es el tiempo de las alergias. Polen por aquí, por acá y acullá. Estornudos, lagrimeos que te hacen terminar en una terrible rabieta.Amapolas, rojas amapolas, jaramagos, amarillos jaramagos ¡Flores de mi Primavera ! floreciendo sobre el campo de mi infancia entre gritos de chiquillas agoreras. La luz y el suave calor nos invitan a salir, a besar, a chillar, a jugar, a presumir, a pasear y a eludir el arropo y el refugio del triste invierno. Salgamos a las calles ¡Utilicemos nuestros sentidos! y saboreemos esta efímera estación que ya está aquí.


Ana



Si el ánimo te apodera. Si tu autoestima te sublima. Si la sangre se te altera, no lo dudes, es la primavera. Si los campos cubiertos están por las flores. Si en los árboles cantan los ruiseñores. Si el grillo con su gri, gri no te deja dormir, ¿a que esperas? Llega la primavera. Si en los bancos, los ancianos al sol están. Si las parejas a amarse a la hierba van. Si las mariposas a tu alrededor revolotean. Y los patos en el estanque juguetean, no lo pienses más, la primavera acaba de llegar.


Pepa




Me he despertado esta mañana y te he sentido llegar, tu luz ha acariciado mis canos cabellos. De repente me he estremecido al notar esa mezcla de aromas en mi jardín; rosas, lilas, jazmín. Todos mis sentidos rejuvenecidos y a flor de piel. A través de mi ventana esa brisa tuya suave, me ha contado que estamos en abril y he rememorado otros tantos abriles. Recuerdo cuando correteaba por los prados del pueblo en esta época. Cómo me gustaba ver las cigüeñas anidando en el viejo campanario y cómo me alborozaba el trinar de los jilgueros. Esos primeros días en los que bajábamos al río y después del largo y duro invierno metíamos los pies en el agua, aún fría, pero que ya anunciaba la calidez que se aproximaba. Y risas. Y juegos. Todo era fantástico con tu llegada. Las casas se abrían y todo el mundo comenzaba a despertar de ese letargo invernal. Hoy aquí postrada en la cama, te dejo entrar en mi habitación y celebro contigo mis noventa primaveras. Y me siento viva con tu llegada.


Mercedes


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