domingo, 9 de mayo de 2010

Habitación de hotel





En una anónima habitación de hotel, una mujer está sentada al borde de la cama. Se siente cansada. Se ha quitado el sombrero, el vestido y los zapatos pero no ha deshecho las maletas. Se concentra en la lectura del horario del tren que tomará al día siguiente. Una suave y melancólica melodia se cuela por la ventana...




Habitación de hotel, Hopper





Cuenta la historia de esta mujer ¿Qué decisión ha tomado? ¿Hacia dónde dirige sus pasos?





Allí se sentó en la cama, pensativa y triste. Allí, sin saber qué hacer ni dónde ir.
¿Por qué le había pasado a ella? Ella que siempre se portó bien con él, que siempre lo quiso y aún lo quería, a pesar de de sus muchas aventuras y más infidelidades.
¡No me merezco esto!, se repetía una y otra vez, yo que todo se lo di.
Melania, que así se llama nuestra protagonista, lo conoció siendo muy jovencita. Ella trabajaba en una fábrica y todos los días cogía un autobús para desplazarse. Siempre coincidía con él. Éste la observaba, sin decir palabra. Paso más de un mes. Y por fin se decidió. Era un día de lluvia, y al bajar del autobús le ofreció su paraguas.
Así comenzó su relación con él. Todo era muy bonito y a los dos meses decidieron casarse. No había pasado un año y ya nació su primer hijo. A los seis años de casada ya era madre de tres hijos.
Los días pasaban y cada vez su relación con él era más fría y más insoportable. Cada vez llega más tarde a casa y otras veces la llamaba diciéndole que no iría a cenar con la excusa del trabajo y de los compromisos. En más de una ocasión descubrió que la engañaba y le llegaban rumores de que andaba con unas y otras. Siempre lo perdonaba, él todo lo desmentía y ella lo creía. Así hasta veinticinco años aguantando.
De pronto un buen día se dio cuenta de que su vida no tenía sentido y que no iba a cambiar. Harta de todo esto decidió marcharse de casa dejándole una carta de despedida. Se marchó sin saber dónde. Sus hijos eran mayores y con sus vidas resueltas, ya no la necesitaban.
Cogió su coche y condujo durante horas hasta llegar a esa habitación de hotel...


Pepa


Pilar se siente cansada, ya no puede más, harta de dar sin recibir nada a cambio, tan sólo golpes y más golpes. Ha decidido huir, desaparecer, cobrar una nueva identidad e iniciar una renovada vida alejada de su impune maltratador.
Ha cambiado su imagen, ha acortado y teñido su melena, ha recogido sus más apreciadas y escasas pertenencias y sus pasos la han llevado hasta ese maltrecho motel de carretera.
Está asustada, oye pisadas en el pasillo y todo su amoratado y dolorido cuerpo tiembla; pero se dice a sí misma que ha de ser fuerte, para ella, ella lo es todo, nadie le puede ayudar, no tiene nadie en quien confiar, no puede derrumbarse.
Da vueltas sobre la cama, nerviosa, no puede conciliar el sueño, enciende la luz, se sienta a los pies de la cama, extrae de entre sus senos un manoseado folleto de horario de trenes. Ahí está, la salida hacia ese futuro incierto está prevista a las 8:00 a, esta hora se iniciará el camino hacia su libertad.
Libertad para pensar, actuar, decidir, hablar, para vivir. Vuelve a recostarse y adormilada se desea a sí misma una vida paciente y sin dolor. Ha ocultado su nueva verdad a todos, nadie puede saber nada, ya nadie es fiable, si llegara a oídos de su maltratador estaría perdida.
Por fin el sueño la vence, mas cuando despierta hay alguien a su lado. Es él, la persigue, nada ha cambiado, las heridas aun no han cicatrizado.



Ana


Se siente sola, sin saber por qué le ha ocurrido esto a ella, se deja llevar por esta canción y sobre todo por sus pensamientos.
Confiaba en él, en su amor y le había decepcionado, ella estaba loca por él y todo se había esfumado.
Lo había conocido en aquel parque donde ella iba por las tardes a leer y donde él le preguntó la hora pues su reloj se había parado. Fue un amor a primera vista. Siguieron viéndose posteriormente de los buenos días pasaron a conversaciones más fluidas hasta que por fin un día empezó a llover y decidieron ir a un café cerca del parque. Fue entonces donde Ramón le confesó su amor, ese amor que ella también sentía y que también le confesó.
Todo pasó muy deprisa, en un abrir y cerrar de ojos, de ser dos extraños a convertirse en marido y mujer. Todo fue muy precipitado, sin saber nada el uno del otro.
Ella fue a reunirse con él en el café y su sorpresa fue verle con una mujer a la que abrazaba.
Esto la dejó confundida y lo único que pensó es que tenía una amante pero ¿por qué? Ella creía que él la quería. Se fue a su casa, cogió lo más preciso y se fue de allí.
Pensó irse sin más, pero le dejo una nota diciéndole lo mucho que lo quería y que odiaba haber visto su traición.
Ahora estaba en aquel hotel, mirando el horario del tren que cogería el día siguiente sin dejar de llorar y de pensar en Ramón. Se iría de aquel pueblo a casa de unos tíos que la habían criado cuando sus padres murieron en aquel fatídico accidente.
En ese momento llamaron a la puerta; la abrió y vio que era él, Ramón pero ... ¿ Qué hacía allí con esa mujer ?.
Ramón la calmó y le dijo que esa mujer era su hermana que había venido a conocerla, pero que él no le había contado nada para darle una sorpresa.
Se puso a llorar sin saber que decir, mientras Ramón le secaba las lágrimas y la besaba tiernamente.
¡CORTEN! ¡CORTEN! dijo el director.
Esta toma ha quedado un poco sosa habrá que repetirla, daremos un descanso y volveremos en unos minutos.


Charo


Espera ansiosa la llegada del día para poder coger el tren que la llevara hasta su gran amor. Poderlo ver después de tres meses, alejados el uno del otro.
Ese hombre tan maravilloso que le hace sentirse feliz y protegida.
Piensa en lo que se va a poner para que la encuentre guapa y en su cabeza se acumulan todas las cosas que quiere decirle cuando lo vea.
Se siente realmente feliz y ansiosa.


Paqui
Estaba sentada en la cama sola y muy cansada, aburrida. Ha tenido una desilusión con su pareja. Ha resultado ser un maltratador, ella lo sigue queriendo pero lo ha tenido que abandonar, ya no podía más.
Se echa en la cama para pensar un lugar donde ir. Le dio vueltas a la cabeza y por fin decidió irse a Tenerife para empezar una vida nueva. En el avión conoce a una chicamaravillosa que le propone un trabajo.
Ella se pone muy contenta porque así se podría olvidar de aquel maltratador.
Pasó un año y seguía con su trabajo en un hotel. Allí encontró un nuevo amor que la quería y no la maltrataba.
Estaba empezando a vivir una nueva vida.
Rosa
Está un poco asustada. Tal vez cansada. Pero no por el futuro que le espera, sino por el deprimente pasado. Por vez primera, se siente libre y dueña de sus actos.
Siempre le dijeron que era una inútil. Que su lugar estaba en la casa haciendo las tareas. Cuidando primero a sus hermanos, luego a sus padres y por último si era capaz de cazar a algún tonto que la soportara, tendría que cuidarle y entregarse a él.
Por eso, porque no quería darle su vida a nadie, aprendió a leer sola y a escondidas. Por eso, por las noches, cuando todos dormían escuchaba un viejo transistor que tenía su abuelo en el desván. Por todo eso, sentía miedo todos los días, pues sabía que sus inquietudes no eran aceptables en una joven cristiana y de su clase.
Jamás pudo expresar sus deseos, ni dejar entrever que tenía necesidades y anhelos como los demás.
Pero había llegado el día. Hastiada de ser una persona a la que no se parecía en nada; hizo una pequeña maleta, tampoco tenía grandes cosas, y con unos pocos ahorros que había ido sisando a su padre y a su abuelo se marchó de noche de aquel odioso pueblo que la asfixiaba y dictaba su vida.
Primero cogió un autobús hasta Londres, donde alquiló una habitación en un modesto hotel para pasar un día hasta que llegara el momento de coger el tren que la llevaría a su anhelado futuro.
Tenía trabajo. Gracias a la radio supo que el mundo fuera del que ella conocía ofrecía vida a algunas mujeres. Y ella respondió a una de esas ofertas. Sería bibliotecaria en una linda ciudad del norte del país, que aunque no conocía había situado en el mapa.
Empezaba su nueva vida. Había dejado una nota, aunque no se la merecían, diciendo:"me marcho, no os preocupéis por mí. Voy a empezar a vivir".

Y ahí estaba en esa pequeña habitación comprobando el horario del tren que la llevaría a...no lo sabía con exactitud, pero deseaba comprobarlo por sí misma.


Mercedes
Se siente sola, perdida, sin rumbo, sin saber que hacer. No podía imaginar una vida sin él. Se sentó en el borde de la cama, de pronto sonó una dulce y melancólica melodía, que hizo recordar los buenos momentos que pasó junto a él y se derrumbó. Las lágrimas le caían sobre sus mejillas, no daba crédito que todo esto le estuviera pasando. ¿Como me ha podido dejar sin más? ¡Pero si estamos muy enamorados! Eso pensaba ella.
Ella se enamoró perdidamente de él, soñaba con una vida juntos, llena de ilusiones.Pero el día anterior le dejó una nota que le decía: “Me tengo que marchar. Siento mucho tener que dejarte. He pasado muy buenos momentos junto a ti, pero lo nuestro llego a su fin. Hay cosas de mí que no sabes. Espero que te quedes con lo mejor de mí y recuerdes los buenos momentos. Mejor que no sepas nada más. No quiero hacerte más daño”.
Ella tuvo un momento de reflexión y dijo:
- No creo que te merezca ni siquiera recordarte, para ti sólo fue un juego y yo como una tonta me volví loca por ti.

Sonia

No hay comentarios: