lunes, 24 de mayo de 2010

De suspense




Tenéis que escribir una historia de suspense en el que un personaje comunica algo a otro personaje. Podéis elegir entre las siguientes opciones:



. Se ha cometido un crimen

. Cree que alguien peligra.

. Intuye que va aser asesinado.

. Ha recibido una amenza de muerte.





He recibido una invitación para asistir a una reunión de antiguos amigos del instituto. No me interesan esas historias, pero uno de mis mejores camaradas de aquella época me pide que por favor acuda, tiene algo importante que contarme.
La cita es en un restaurante a las afueras de Madrid, estará reservado sólo para nosotros. Así que sin pensarlo demasiado, cuando llega la fecha, compro un billete de tren y acudo al lugar.
Al llegar, nos recibe el dueño del local. Como es lógico los trece que somos, (diez exalumnos y tres profesores) nos dedicamos a saludarnos y a intentar reconocernos entre risas y bromas.
¡ Han pasado casi veinte años !.
Alguno de nosotros sirve bebidas y tomamos unos aperitivos fríos. Acabamos de caer en la cuenta que allí sólo estamos los trece amigos, no hay camareros y el dueño de aquello debió marcharse sin que nos diéramos cuenta.
- ¡Bueno así tendremos más intimidad! comentó alguien.
Muy cerca hay una imponente mesa preparada para un gran festín. Nos sentamos alrededor de ella. Cada lugar tiene escrito uno de nuestros nombres, así que nos colocamos en los sitios asignados. Con asombro, María comienza a medio leer una especie de mensaje que se forma al unir los trece papeles donde están escritos nuestros nombres. Callamos todos y prestamos atención: "Debéis resolver un misterio y así tal vez no muráis en este lugar”.
Nos miramos sonrientes, pero poco a poco, las sonrisas se tornan en dudas y las dudas dan paso al miedo. Corremos hacia puertas y ventanas y comprobamos que estamos encerrados, los móviles no funcionan y no hay línea telefónica. Intentamos serenarnos. Encontramos una nota en una de las mesas: " En vuestras manos tenéis la posibilidad de saber quién soy”.
Nos miramos unos a otros desconfiados y muy, muy asustados.
Catalina, la profesora de inglés, toma el mando y pide tranquilidad
- ¿Qué hemos tenido todos?
Después de algún que otro sin sentido, Fermín cayó en la cuenta:
- Las invitaciones, dijo, la mía parecía una pieza de un puzle.
Todos las habíamos llevado menos Lucía y Javier que… ¿dónde estaba?, había desaparecido. Nos entró el pánico. Pedro, el profesor de física, se puso muy nervioso y mandó que lo buscáramos por todo el establecimiento. Así lo hicimos, pero no obtuvimos resultados. De nuevo Catalina tomó las riendas: unamos las piezas aunque falten dos. Al ir formando el puzle, comenzó a vislumbrarse un rostro desdibujado era... “Pedro " gritamos todos a una.
Él sonreía dominando la situación pues sabía que nos tenía en su poder, éramos presas del pánico. Nos había llevado hasta allí, poco a poco había conseguido que nos fuéramos asustando, que desconfiáramos los unos de los otros y había hecho desaparecer a Javier. Nos quería matar pero ¿por qué?
Hizo que nos sentáramos en torno a la mesa y nos contó una historia de la que ninguno éramos conscientes. En el viaje de fin de estudios los doce que allí estábamos citados, hicimos una fiesta y él no fue invitado. Esa era su verdad guardada durante años y de ella había ido formándose ese monstruo que ahora teníamos delante.
El siguiente paso era morir por aquella afrenta bebiendo un brebaje mortífero que él mismo había preparado y que teníamos delante de nosotros.
En ese justo momento entraron, rompiendo puertas y ventanas, unos cuantos policías que habían sido avisados por Javier, que en un descuido de los doce, había conseguido escapar por un ventanuco del piso superior.
Pedro, fue detenido y juzgado. Nosotros, los demás, decidimos comer juntos después de que todo aquello acabara, poniendo en claro todo lo ocurrido, comprendiendo entonces por qué llego tan pronto la policía, Javier es un poli.
Todo acabó bien, pero cada vez que lo recuerdo me recorre un escalofrío por todo mi cuerpo que me hace estar alerta en muchas situaciones cotidianas y pienso que si lo supiera el cabrón de Pedro se sonreiría, así que estas sensaciones no se las pienso contar a nadie.


Mercedes

Eran las 8 y media de la mañana me encontraba en la última habitación del pasillo de mi casa durmiendo, cuando mi madre me llamó y me dijo:
- Paqui despierta ya. Yo me voy a llevar a tus hermanos al colegio.
Ella se fue y yo permanecí en la cama un ratito más.
A los 10 minutos escucho ruidos en la habitación de al lado, que era el dormitorio de mi madre, y pensé: Esa es mi madre que ha vuelto porque se le habla olvidado algo. Voy a levantarme y le voy a dar un susto.
Me levanto sigilosamente y voy hasta la habitación que estaba un poco oscura, pues la ventana estaba abierta solo a medias. Enciendo la luz y cuál fue mi sorpresa que la sorprendida fui yo. Delante de mí, al otro lado de la cama, había un tío con un pañuelo en la cabeza con cuatro nudos como los que se ponían antiguamente los agricultores y albañiles para resguardarse del sol. Y yo asustada, pero muy educada, le pregunto:
- ¿Usted que está haciendo aquí?
El se tapa la cara con las manos para que yo no le vea el rostro y sin mediar palabras empieza a coger y mirar el joyero que tenía mi madre encima de su mesita. Yo voy hacia él y le cojo de la cintura diciendo que se vaya y deje todo allí.
Mi temor es que fuera a mi habitación y se llevase todas mis cosas de oro que tenía guardadas.
Pero se dio la vuelta, salió de la habitación y se metió en la mía. Entonces yo no pensé en si me podía hacer algo o que me sacara un cuchillo. Lo único que quería era que se fuera de mi dormitorio. Entonces lo cogí con todas mis fuerzas otra vez de la cintura, lo giré y le di un empujón. En ese momento, empecé a gritarle que se fuera , no sé si por miedo a que viniese alguien y lo pillara, se fue hacia la puerta de salida la abrió y la cerró.
Yo intentaba abrirla pero él desde fuera la tenía cogida por el soporte que tiene fuera. Hasta que ya se cansó, la dejó y salió corriendo.
En ese momento, es cuando reaccioné y me di cuenta lo que me hubiera podido pasar y entonces es cuando me entró el pánico y el nerviosismo.
A la media hora cuando vino mi madre, se lo conté y me dijo que porque en vez de forcejear con él no me fui y lo dejé allí a él solo.
Pero en esos momentos no sabes cómo vas a reaccionar ante una situación como esa, hasta que te ocurre.

Paqui


Allí estábamos las dos, una frente a otra, saboreando unos deliciosos helados de fresa y vainilla. Paula me observaba por el rabillo del ojo y con la parsimonia a la que me tenía acostumbrada me soltó:
-Mira chica, deberías cuidarte un poco o más o tu apuesto y simpático bomboncito se buscará a otra.
Como siempre, tenía razón. Iba inmaculadamente vestida, peinada, maquillada y a pesar de su cuarentona edad lograba despertar la curiosidad del sexo masculino. Ella bien lo sabía y se sentía satisfecha con ello. De pronto percibí en su cara un ictus de miedo al que no me tenía acostumbrada.
-¿Sabes?, estoy bastante preocupada, me dirás que es una más de mis rarezas pero desde hace unos días siento la presencia de alguien que me sigue. Me siento observada.
-¡Bobadas! Serán imaginaciones tuyas- le contesté.
-¡No, no lo son! Recibo mensajes y llamadas anónimas.
-Será algún conocido tuyo con ganas de bromear.
-Imposible, no creo a nadie cercano a mí capaz de actuar de ese modo. Además los mensajes no son nada agradables.
De forma precipitada extrajo de su bolso varios trozos de papel arrugado que acercó hasta mí.
-¡Toma, léelos, no tienen desperdicio!
Tenía razón aquellos mensajes podrían poner la carne de gallina a cualquiera.
-Deberías ir a la policía, nunca se sabe, podría tratarse de un tema serio. Pago y te acompaño.
Se la veía nerviosa, no paraba de mirar de un lado al otro.
Bajo un acolchonado cielo que presagiaba una lluvia intensa, nos encaminamos con paso ligero hasta la comisaría más próxima. De pronto oí un sonido seco a nuestras espaldas y descubrí a mi querida amiga sangrando, tendida sobre el asfalto. Todo sucedió muy rápido, mis gritos pidiendo auxilio, los transeúntes rodeándonos, sin dar crédito a lo que estaban viendo, el cordón policial, el sonido de la ambulancia y el traslado urgente al hospital.
Tras unas horas de intensa espera, que a mí me parecieron una eternidad apareció el cirujano que la había operado con palabras tranquilizadoras:
-Señor, su mujer ha tenido suerte, la bala no ha dañado ningún órgano vital, la recuperación será lenta pero no le quedarán secuelas físicas.
El esposo no habló, se limitó a estrechar su mano y a mirarlo con ojos agradecidos.
Javier amaba mucho a su esposa, se conocieron en el instituto y desde entonces no se habían separado. Durante esa eterna espera parecía haber envejecido, no soportaba la idea de perderla.
Después comenzó toda una avalancha de interrogatorios, la policía científica nos abrumó con todo tipo de preguntas para intentar esclarecer los hechos, personas de su entorno más próximo y no tan próximo tuvieron que someterse a los mismos.
Los días de recuperación de mi querida amiga se sucedieron con una calma tensa, todas las mañanas me acercaba a visitarla al hospital e intentaba animarla, charlábamos de cosas triviales, apenas mencionábamos lo que le había sucedido, percibía que ella quería escapar de todo aquello, olvidarlo aunque el dolor físico y psíquico se lo recordasen una y otra vez.
Estaba recostada sobre mi cama, sufría un fuerte dolor de cabeza cuando escuché el sonido del teléfono, acudí rauda a su llamada, del otro lado de la línea pude escuchar la familiar voz de ella se la notaba mucho más alegre y calmada:
- Paula gritó de tal forma que tuve que separar el auricular de mi oído. Han encontrado al autor de los hechos, no podrías imaginar quien era.
-¿Quien?, venga suelta, no te hagas de rogar, ¡me tienes en ascuas!
-Se trata de Adrian, Adrian Falcó, mi excelente, comprensivo y confidente amigo Adrian. Al conocer la noticia no podía dar crédito, nunca lo hubiese creído capaz de hacer algo así. La policía encontró un santuario de fotos mías en su casa. ¡Un pervertido sexual al que se le fue la olla por mí! Mi marido está destrozado, era su mejor compañero de trabajo, fueron ellos dos, si recuerdas, los primeros fundadores y socios de la empresa.
-¿Dime, dónde lo han detenido?
-¡Oh, querida!, no ha sido necesaria la detención, lo han encontrado hecho un fiambre en la cocina de su casa, al parecer al verse acosado por el cerco policial se ha suicidado pegándose un tiro en la sien. No puedo quitarme de la cabeza su sonrisa tierna y encantadora, desde luego y definitivamente muchas veces la vida termina por sorprendernos.
-Por cierto, cambiemos de tema, ¿cuándo te darán el alta?
-Si todo va como hasta ahora dentro de un par de días, así que vete preparando.¡ Adiós!
-¡Chao, hasta pronto!, cuídate.
Estaba feliz de volver a casa, su marido le había hecho el amor con lujuria y pasión, se sentía dichosa de tener una vida casi perfecta. El dormitaba a su lado mientras ella lo observaba, sus delicados rasgos, sus largas manos, su hermosa piel bronceada, todo en él le resultaba sensual.
Sintiéndose observado basculó su musculoso cuerpo y se la quedó mirando.
-Eres preciosa, siempre estuve seguro de compartir mis días contigo. Paula cariño, necesito tu ayuda, mira, las cosas no han ido tan bien en la empresa como nos hubiera gustado, hemos tenido que maquillar algunas cifras, mañana hay una junta directiva y debo convencer a los socios de la estupenda salud de nuestras cuentas, tú debes formar parte de ese juego, a ti te creerán , todos confían en ti.
No supe qué contestarle, mi cerebro era un tiovivo procesando la información recibida.
-Pero amor mío, ¿qué me estás diciendo?, no podemos hacer eso sería una locura antes o después nos descubrirían y acabaríamos en la cárcel. Será mejor poner a todos al corriente de la verdad.
-Eso nunca, no lo puedo creer, hablas igual que tu amigo Adrian.
En ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, todo en él cambió, se puso como loco gritándome lo que debía hacer; intenté zafarme de sus poderosos brazos que intentaban estrangularme pero fue inútil, continué forcejeando , le propiné toda clase de pellizcos, patadas, no sé de donde saqué fuerzas pero logré escabullirme. Bajé precipitadamente las escaleras y tuve el tiempo único de marcar en mi móvil el número de teléfono que me salvó la vida. Me encerré en el sótano y esperé horrorizada la llegada de la policía mientras él intentaba derribar la puerta gritando una y otra vez ¡te m ataré!, acabaré contigo ¡zorra asquerosa!, acabaré con todo aquel que se interponga en mi camino. Te lo he dado todo, todo lo que eres me lo debes a mí y así me lo agradeces.
Ha pasado mucho tiempo de lo sucedido pero todavía no he logrado recuperarme, aún retumban en mis oídos esas amenazas ensordecedoras que me estremecen en mitad de la noche.


Ana

Hace veinticinco años que esta historia le pasó a una amiga mía, además de vecina.
Ramona, que así se llama mi amiga, se encontraba durmiendo con su marido.
Era de noche y de pronto escuchó como metían las llaves por la cerradura de su puerta.
Se incorporó y llamó al marido gritando:
- Salvador, Salvador, alguien intenta abrir la puerta.
Este dio un salto de la cama y salió corriendo, pero antes de llegar recordó que tenía un spray anti- ladrones. Fue por él y volvió decidido a lanzarlo al supuesto ladrón. Una vez allí descubrió que ya habían desistido de abrir.
Se armó de valor y salió al rellano de la escalera. Su sorpresa fue mayor al ver que eran los vecinos de enfrente, se habían equivocado. Eran una pareja de irlandeses que vivían de alquiler en el piso de al lado. Éstos al ver a Salvador, pidieron disculpas. Estaban borrachos como cubas.
Al día siguiente mi amiga me lo contó y nos partíamos de la risa.

Pepa

Una noche estando acostada con mi madre, se escucharon muchos gritos.
Yo como soy tan curiosa, me asomé por la ventana, había mucha gente en los balcones y en la calle. Le pregunté a una de mis vecinas que estaba asomada, y me dijo:
- Ha sido el vecino Pepe, ha discutido con la mujer y me parece que la matado.
- No me digas, con lo buena que era esa mujer y cariñosa. Yo no esperaba eso de ese hombre, nunca se había escuchado nada y me ha sorprendido mucho.
La vecina continuó comentando:
- ¿Que le ha entrado a ese hombre, si estaba muy contento?. Habían cenado
con dos matrimonios que hacía años que no se veían. Los dos trabajaban con él, pero los destinaron a distintas ciudades y me extraña lo que ha pasado… Vino a mi casa por si quería tomar unas copas con ellos.

Rosa

Trabajaba para una gran empresa de transporte pero decidieron mandarme a otra sucursal. Lo positivo del cambio, era subir de categoría y ganar más dinero pero lo negativo era dejar mi ciudad y a mis compañeros con los cuales me llevaba bastante bien.
Tenía a Pedro, un buen compañero, al que me unía una gran amistad. Cuando supo mi nuevo destino, prometió visitarme y me deseó mucha suerte; pero noté algo de tristeza en él que me llamó la atención. Me dijo que contara con él y me dio su e-mail.
Ya trabajando en mi nuevo puesto, recibí una carta en la que me decían:
“Meteremos una carga especial en uno de los transporte. Debes enviarla a una dirección. Si no lo haces, tu vida peligrará. No llames a la policía, te estamos vigilando. Estaremos en contacto”.
Me asusté mucho y no sabía qué hacer. Si se lo decía a algún compañero o jefe, éstos podían ser sospechosos pues apenas les conocía. A la policía no podía ir, no sabía a quién acudir.
Decidí callarme y pensar que hacer.
Estando en casa le mandé un e- mail a mi compañero Pedro y le invité a que viniera el próximo puente, y él acepto.
Cuando llegó, me notó algo rara y me lo dijo. Yo no sabía qué hacer, pues peligraba mi vida y a lo mejor la suya. Por fin, me decidí y le conté lo sucedido. Me dijo que me ayudaría.
Cuando se marchó, sentí un gran vacío pero me sentía algo más tranquila, Pedro me ayudaría. Nuevamente recibí una carta donde me decía el día de la entrega y adonde tenía que enviar la carga.
Le envié un e-mail a Pedro y le conté lo sucedido con las contraseñas que habíamos planeado ese puente para que nadie pudiera descifrar el mensaje.
Hice lo que me mandaron y Pedro con mis datos puso a la policía al tanto. Estos cogieron a una banda de narcotraficantes que se dedicaban a extorsionar a empresas de transportes. Entre los cabecillas se encontraban un jefe de mi sección y un compañero. La policía los perseguía hacía un par de años pero sin tener éxitos. Pero mi actitud y la complicidad de Pedro les ayudó a cogerlos.
Volví a ver a Pedro ese día pues no se había ido de la ciudad, temía por mi vida y pidió unos días de vacaciones para quedarse cerca de mí.
Con este gesto comprendí que Pedro me quería y tomando un café, me confesó su amor al que yo correspondí.

Chari

Éramos un grupo de amigos del instituto. Recuerdo lo bien que lo pasamos cuando quedamos para la fiesta del fin de curso. Ese día bebimos demasiado, nos reímos mucho, pero tuvimos un accidente con el coche. No pasó nada, pero podía haber ocurrido. Pasó un año de aquello y todo transcurría bien. Nosotros, nunca dejamos la amistad que nos unía y nunca hablamos de lo ocurrido, pero tampoco volvimos a coger el coche. Después de salir de copas, nos dimos un buen susto.
Un día recibí un mensaje en el móvil que decía: “En tres día morirás”.
Yo no le di mucha importancia y tampoco se lo comenté a nadie, pues pensaba que era una broma. Pasaron tres días y unos de mis amigos, desapareció de la discoteca. Estuvimos toda la noche buscándolo. Fuimos a la policía para poner una denuncia y nos dijeron que hasta que no pasaran cuarenta y ocho horas no podían hacer nada.
Estamos muy preocupados. De pronto, me vino a la cabeza el mensaje y se lo comenté a mis amigos. Todos tenían el mismo mensaje. Empecé a preocuparme pues ya no sabía si tenía relación con la desaparición de mi amigo.

Sonia

jueves, 20 de mayo de 2010

Espiamos...



Espiar y contar los que vemos a través de una de las siguientes aberturas. Ya sabéis: las paredes oyen, las paredes ven...


Por el ojo de la cerradura...
Por la rendija de la puerta...
Por la rendija del horno...
Por la ventanilla del cuarto de baño...
Por el hueco del ascensor...
Por un catalejo...

¡Qué cotillas!

Estaba en la playa con mi familia, aprovechando un buen día de verano. Mis hermanos se llevaron la zodiac, pues ellos hacen pesca submarina además de pescar con chambeles.
Estábamos reposando la comida cuando cogí un catalejo y empecé a observar. Había mucha gente bajo las sombrillas y otros tomando el sol. Los niños chapoteaban en el agua, algunos jóvenes jugaban a la pelota. Habían mayores que paseaban por la playa y otros cogían coquinas en la orilla. Otras personas nadaban y otras iban en pequeñas barquitas de plástico.
Seguí mirando la inmensidad del mar. Veía buenos yates y gente haciendo esquí náutico. Pero algo a lo lejos me llamó la atención. Había humo y no vi ningún barco grande que tuviera chimenea. Se lo comenté a uno de mis hermanos y le di el catalejo para que mirara.
Mi hermano se levantó de prisa y gritó:
- ¡Hay fuego en un barco de vela!
Todos se levantaron y miraron. ¡Era cierto! Cogieron la zodiac y la echaron al agua tomando rumbo en dirección al barco. Mientras otro llamaba a la guardia costera desde el móvil dándole la situación donde nos encontrábamos.Mucha gente desde la orilla se dio cuenta y empezó a mirar a lo lejos.Todo el mundo se percató de lo que estaba pasando y esperaban que con la zodiac llegaran a rescatar a los tripulantes del barco.
Cuando llegaron mis hermanos cogieron a la tripulación y como pudieron los metieron en la zodiac y otros se cogieron al borde de ésta.
A lo lejos se vio la patrullera que se acercaba donde estaban ellos y se vio como metían a los tripulantes en el barco.
Mis hermanos llegaron a la orilla y la gente les aplaudían por su gran hazaña. Ellos contaron que se había prendido fuego en el motor del barco y por eso se estaba quemando, al mismo tiempo que se hundía.
Mis hermanos, también sintieron miedo pues la zodiac no era muy grande y no sabían si la guardia costera u otro barco más grande llegarían en su ayuda.Lo importante fue que no hubo ninguna desgracia personal aunque el barco se quemara y se hundiera.
Siempre que voy a la playa y miro a lo lejos me acuerdo de ese día y me alegro de haber mirado por ese catalejo pues gracias a él nada malo pasó.


Chari



Cuando mi hija cumplió tres años entró en el colegio de párvulos: " El Rocio”. Estaba temiendo que llegara ese día pues siempre había estado conmigo y no había convivido con otros niños de su misma edad, sólo con su prima. Yo estaba temerosa.El primer día fue para mí de nervios y para ella de ilusión pues iba ha jugar con otros niños y a conocer cosas nuevas. Ese día solo pensaba en tener un agujerito por donde mirar y ver lo que estaba haciendo y como le iba con los otros niños en clase.Así pasaron los días y lo único que pude hacer es ir a las once, cada mañana y mirar a través de los agujeros que tenia la muralla del colegio. Observaba lo que hacía en esa hora del recreo y así estuve casi tres años y me quedaba más tranquila.


Paqui


Era el aniversario de boda de mi amiga Paqui. Nos invitó a mi novio y a mí a un almuerzo en un restaurante de lujo. Las mujeres tenían que ir con trajes largos y los hombres con traje de chaqueta.
Yo ese día trabajaba y tuve que pedir permiso para salir dos horas antes, así tendría tiempo para ir a la peluquería y arreglarme.
Salí corriendo del trabajo para la peluquería. La peluquera, me hizo un peinado muy bonito y adecuado para el traje que llevaba.
Llegué a mi casa para bañarme y mientras me bañaba, por la ventanilla del cuarto de baño, vi un lindo campo con sus flores blancas y rojas, todas parejas ¡Que bonitas! A lo lejos, una manada de caballos con sus crías de distintos colores corriendo hacia las montañas. Cuando vi ese campo tan bonito, no tenia ganas de salir del cuarto de baño. Por un momento se me olvidó que tenía que ir al almuerzo de mi amiga.
Cuando llegamos al restaurante, antes de entrar le conté a mi amiga lo que vi cuando me estaba bañando. Se quedo sorprendida y alucinada. Me dijo que cualquier día iba ir a mi casa, para bañarsey ver por la ventanilla del cuarto de baño ese campo tan bonito y la manada de caballos con sus crías.
Dejamos de hablar para tomarnos la copita que daban antes de entrar y luego pasamos al comedor.
Estaba todo muy bien organizado, primero pusieron entremeses y luego el menú, estaba todo muy bueno.
Cuando se terminó el almuerzo, nos fuimos para la sala de baile. Nos pusimos a bailar y nos dieron las doce de la noche. Ya estábamos cansadas y nos fuimos.
¡Que bien me lo pase en el aniversario de mi amiga Paqui!

Rosita



No suelo ser muy curiosa, pero reconozco que hay algo que me pierde. Me encanta mirar a través de las rendijas de las puertas que dan acceso a los patios. Tras ellas se esconde un mundo mágico.
Hace poco, paseaba por San Roque y allí estaba esa majestuosa puerta de madera entreabierta. Olvidé qué hacia allí, me fui hacia ella y me puse a curiosear a través de la pequeña abertura.
Podía ver un patio porticado tras un pequeño zaguán. Parecía un espacio tranquilo, sosegado y lleno de innumerables fragancias. Estaba tan absorta que no me di cuenta que empujaba la puerta y se abría un poco más. Su planta era cuadrangular, en el centro una fuentecilla cuyo rumor formaba parte de ese entorno armonioso que creaba el agua, las plantas y sus aromas sensuales.Todo parecía perfectamente colocado. A la derecha dos naranjos desprendían un cálido olor a azahar, tras ellos una buganvilla rosada se iba desparramando de forma delicada sobre una pared blanca. Al lado opuesto una imponente parra creaba la zona sombreada del patio, bajo la cual se hallaba una mesita con cuatro sillas de mimbre alrededor. Todo invitaba a sentarse allí, leer un buen libro y disfrutar de un sabroso café.
En las dos paredes del patio que yo podía ver, además de la buganvilla, colgaban macetas coloreadas de azul añil con geranios, azucenas, claveles, dalias y un sin fin de plantas más que yo no llegaba a reconocer.
Al cabo de no se cuánto tiempo oí la risa de una anciana que desde dentro llevaba, según me dijo, un buen rato llamándome. Cuando reaccioné María, que así se llama, me invitó a pasar e hizo realidad mi deseo.
Nos sentamos, tomamos café bajo la parra y pude descubrir las otras dos paredes que desde la calle no se veían y que por supuesto completaban la magia de aquel maravilloso patio andaluz.
Muy a menudo vuelvo a visitar a María y a ese cuidado espacio que es parte de ella y de su forma de entender la vida y me siento muy bien.

Mercedes



A mí me gusta mirar por la rendija de la puerta. Observar a mi nieto cuando duerme y le doy mil vueltas mientras echa la siesta.
Me pasaba también cuando mis hijos eran pequeños y hasta de noche me levantaba para mirarlos.
Creo que es muy bonito ver dormir a un niño y contemplar su sonrisa y su semblante inocente.
Confieso que me gusta espiar por la rendija de la puerta del dormitorio.

Pepa



El gusto por cotillear forma parte de la historia y de la naturaleza intrínseca de cualquier ser humano en mayor o menor grado; vivimos en la sociedad del chismorreo, los chismorreos se venden al mejor postor.
Intentos de cotillear a lo largo de mi vida, ¡muchos! Haciendo memoria me vienen a la mente algunos episodios, sobre todo de mi infancia y adolescencia durante los cuales y junto con mi hermana jugábamos a observar y descubrir las triviales conversaciones de los adultos.
Recuerdo emocionada esas calurosas noches estivales en nuestro pequeño dormitorio de dos camitas, cuando era casi imposible conciliar el sueño y entonces nos tirábamos al suelo y agazapadas por la oscuridad de la noche, nos deslizábamos hasta el balcón que daba a la calle. Como soldados asustados, al cobijo de la trinchera, aguzábamos vista y oído, para sin ser vistas, recoger los detalles del parloteo de nuestros vecinos que se sentaban, con sus hamaquitas, como era típico, en las puertas de sus casas en busca del fresco que no llegaba.
Así pasábamos las horas hasta que la tierna voz de papá, nos llamaba al orden y nos volvíamos a acostar.
También nos resultaba muy curioso y cuando menos temerario, escuchar a través de la puerta entreabierta del dormitorio de nuestros padres que terminaban oyendo nuestras risitas nerviosas y nos invitaban a acurrucarnos entre ellos.
He espiado loa arrumacos de mi hermana mayor con su primer noviete, he espiado a mis amigos, a mis "no amigos", he espiado y espiado y me encantaría seguir espiando, a través de los visillos, del teléfono, de mirillas, de paredes, de rendijas. Pero lo que me resultaría impresionante aunque no menos, casi imposible, es poder espiar los pensamientos e ideas de las personas que me rodean. En fin, mejor termino y lo dejo aquí porque sino vais a pensar que soy una cotilla.

Ana

No me considero nada curiosa, pero si es verdad que siempre hay algo que te llama la atención. A mí personalmente, me llama la atención los vecinos que viven en frente de mi casa.
Desde mi ventana, a veces les observo. Tienen un patio muy bonito, con muchas macetas y enredaderas, lo tienen muy bien cuidado. Es curioso pero lo utiliza como comedor.
Es un matrimonio con dos hijas que conviven con sus padres. Me encanta ver cuando llega la hora de almuerzo, como cada uno de ellos tienen su tarea, uno prepara la mesa, otro se encarga de los platos y cubiertos, hasta que no terminan de preparar todo, no se sientan en la mesa.
Los domingos casi siempre tienen visita, se unen mucha gente. A mí me gusta ver la armonía que hay entre ellos.

Sonia

lunes, 17 de mayo de 2010

Con las palabras



Zenón decía que cuando dices carro, un carro pasa por tu boca. Es decir, hay palabras que nos sugieron sensaciones o sentimientos.


La actividad de hoy consiste en hacer una lista de 10 palabras que os resulten sugerentes. Posteriormente las clasificaremos en: palabras problema, palabras refugio, palabras espía (que escoden más de lo que aparentan), palabras jungla ( por las que te pierdes y que en algunos recodos te sobresaltan), palabras tobogán ( por las que te deslizas y sientes algo especial en el cuerpo).


Actividad: Consignas para el escritor, Silvia Adela Kohan

Tobogán: amor, dolor, muerte
Espía: miedo, guerra, paz, crisis
Jungla: enfermedad
Refugio: amistad
Problema: hambre

Charo

Palabras problemas: paro, padres.
Palabras refugio: dios, familia, amistad, hogar.
Palabras espías: silencio, complicidad.
Palabras jungla: dolor, enfermedad.
Palabras tobogán: te quiero, pasión, mamá, caricias.

Paqui

Problema: enfermedades, préstamos
Refugio: mi cuarto, familia
Espía: traducción, chismosa
Jungla: arrepentimiento, importancia
Tobogán: amor, sueños

Rosita

Palabras problema: hipoteca, familia.
Palabras refugio: montañas, amistad.
Palabras espía: complicidad, desleal
Palabras jungla: enfermedad, crisis.
Palabras tobogán: bienestar, risa

Sonia

Palabras problema: adversidad, indiferencia
Palabras refugio: mecedora, amistad
Palabras espía: locura, mar
Palabras jungla: política, moralidad
Palabras tobogán: risa, libertad, pasión.

Mercedes

Palabra problema: adolescente, drogas, enfermedad
Palabra refugio: paraíso, casa, familia.
Palabra espía: necio, estúpido, impetuoso.
Palabra jungla: desvelos, ordenado, curioso.
Palabra tobogán: paz, tranquilidad, silencio.

Pepa

Palabras problema: migraña, deberes, préstamo, hipoteca, paritorio.
Palabras refugio: analgésico, hogar, ducha, familia, olivo, baile, música.
Palabras espía: cuchicheo, cotilla, desleal, amiga.
Palabras jungla: clase, limpieza, desorden, sueños.
Palabras tobogán: bienestar, hormigueo, mar, relax, brisa, miedo.

Ana

miércoles, 12 de mayo de 2010

Oda a la merienda

Una oda es una composición poética en la cual se expresa la admiración exaltada por algo o alguien. Es un poema que se escibe para ser cantado.
No os asustéis, no os pido tanto. Sólo que escribáis una oda a la merienda que leeremos en nuestro próximo encuentro.
Venga, que queda poco.
Yo, ya tengo hechos los deberes y mi oda la dedicó al café, pues en eso consiste mi merienda:


Es una aroma intenso, que me envuelve, me fascina: café.
Un café humeante, calienta, consuela y acompaña: café
Excusa para conversar, compartir confidencias: café
Susurrar secretos o palabras de amor.
El café consuela en los momentos tristes.
Te despierta, te activa.
Un café para escribir
Un café para leer.
Un café



La pasión de mi ser es comer.

Un momento que me flipa

es sentir llena la tripa.

En particular, me gusta merendar.

Ya sea salado o endulzado.

Si meriendo sola, me mola,

pero si es en compañía me da alegría.

Y ahora que es con ustedes,

será el mejor de los placeres.

Inés



Me evocas recuerdos de infancia
momento del día especial.
Jugando en el patio, tal vez a saltar,
mi madre llamando, ¡hora de merendar!
Sentadas junto a la mesa,
olor de leche y de pan.
¡Quítame la nata, me sabe fatal!,
mamá sonriendo nos cuenta una historia
o nos pregunta la tabla de multiplicar.
Y cuando nos fuimos a la gran ciudad,
el ritual seguía a la hora de merendar.

Mercedes



¡Qué bien olía!,
el café que preparaba mi madre y mi tía.
Me sabían a gloria las tortas de pasas de la abuela Tomasa.
¿Y qué decir del pudin del señor don Joaquín?
¡Qué maravilla!,
merendar todos los días,
café, pasteles y tostadas con mermelada y mantequilla.
¿Y qué importa el engordar?,
si disfrutas al merendar.


Pepa

La merienda no perdono,
en Primavera, Verano en Invierno o en Otoño,
¡La mejor, la de pequeña!, en mi pueblo.
Esas tortas con azúcar,
los ochíos con pimentón,
que mis abuelas amasaban con dulzura
y con tesón.
La Natacha, la onza de chocolate,
los picatostes con gaseosa,
la merienda de la infancia,
toda me parecía sabrosa.
Merienda, ¡cómo has crecido!,
has crecido como yo,
pero me sigue gustando
a las cinco en un rincón,
de esa mi linda cocina
donde la preparo yo.
La merienda no perdono,
siempre me chifla disfrutar
de ese mi momento frugal.

Ana



Merienda, meriendita.
¿Cuál es la más exquisita?
Con colacao y leche,

con café y leche o con te con leche.
o simplemente ¡ leche !
Pues con leche, a todo el mundo enriquece.
Una tostada con mermelada
o simplemente con manteca;
como no, chocolate en tableta
y si no unas buenas galletas.
¿A quién no le gusta merendar?;
y hacer un alto en el camino.
para volver a coger fuerza,
y charlar con los amigos

Charo



Es la hora de la merienda.
Merendar para relajarnos después del trabajo.
Hoy será diferente nos hemos reunido todas
las compis de informática para hablar, reírnos y divertirnos.
Y merendar alrededor de un café caliente y humeante
con bollos y pasteles aunque engorden.
Merendar para contar todas nuestras cosas
y salir de la rutina diaria.


Paqui

Me encanta la merienda,
corro para sentarme en la mesa.
Me tomo mi café con leche, que me
me vuelve loca y me enloquece.
Con ese bizcocho de limón,
que tiene un buen sabor.
Ese kequi de corintas y nueces,
que cortándolo se disuelve.
Que merienda más golosa,
que hace mi madre Rosa.

Rosa

Llega la hora de la merienda,
El olor intenso a café. Suelto el lápiz y papel.
Me encanta merendar,
es mi momento de relax.
Te o café que mas da,
si lo bueno es disfrutar,
bizcocho, pan o croasan,
venir que os invito a merendar.

Sonia


domingo, 9 de mayo de 2010

Habitación de hotel





En una anónima habitación de hotel, una mujer está sentada al borde de la cama. Se siente cansada. Se ha quitado el sombrero, el vestido y los zapatos pero no ha deshecho las maletas. Se concentra en la lectura del horario del tren que tomará al día siguiente. Una suave y melancólica melodia se cuela por la ventana...




Habitación de hotel, Hopper





Cuenta la historia de esta mujer ¿Qué decisión ha tomado? ¿Hacia dónde dirige sus pasos?





Allí se sentó en la cama, pensativa y triste. Allí, sin saber qué hacer ni dónde ir.
¿Por qué le había pasado a ella? Ella que siempre se portó bien con él, que siempre lo quiso y aún lo quería, a pesar de de sus muchas aventuras y más infidelidades.
¡No me merezco esto!, se repetía una y otra vez, yo que todo se lo di.
Melania, que así se llama nuestra protagonista, lo conoció siendo muy jovencita. Ella trabajaba en una fábrica y todos los días cogía un autobús para desplazarse. Siempre coincidía con él. Éste la observaba, sin decir palabra. Paso más de un mes. Y por fin se decidió. Era un día de lluvia, y al bajar del autobús le ofreció su paraguas.
Así comenzó su relación con él. Todo era muy bonito y a los dos meses decidieron casarse. No había pasado un año y ya nació su primer hijo. A los seis años de casada ya era madre de tres hijos.
Los días pasaban y cada vez su relación con él era más fría y más insoportable. Cada vez llega más tarde a casa y otras veces la llamaba diciéndole que no iría a cenar con la excusa del trabajo y de los compromisos. En más de una ocasión descubrió que la engañaba y le llegaban rumores de que andaba con unas y otras. Siempre lo perdonaba, él todo lo desmentía y ella lo creía. Así hasta veinticinco años aguantando.
De pronto un buen día se dio cuenta de que su vida no tenía sentido y que no iba a cambiar. Harta de todo esto decidió marcharse de casa dejándole una carta de despedida. Se marchó sin saber dónde. Sus hijos eran mayores y con sus vidas resueltas, ya no la necesitaban.
Cogió su coche y condujo durante horas hasta llegar a esa habitación de hotel...


Pepa


Pilar se siente cansada, ya no puede más, harta de dar sin recibir nada a cambio, tan sólo golpes y más golpes. Ha decidido huir, desaparecer, cobrar una nueva identidad e iniciar una renovada vida alejada de su impune maltratador.
Ha cambiado su imagen, ha acortado y teñido su melena, ha recogido sus más apreciadas y escasas pertenencias y sus pasos la han llevado hasta ese maltrecho motel de carretera.
Está asustada, oye pisadas en el pasillo y todo su amoratado y dolorido cuerpo tiembla; pero se dice a sí misma que ha de ser fuerte, para ella, ella lo es todo, nadie le puede ayudar, no tiene nadie en quien confiar, no puede derrumbarse.
Da vueltas sobre la cama, nerviosa, no puede conciliar el sueño, enciende la luz, se sienta a los pies de la cama, extrae de entre sus senos un manoseado folleto de horario de trenes. Ahí está, la salida hacia ese futuro incierto está prevista a las 8:00 a, esta hora se iniciará el camino hacia su libertad.
Libertad para pensar, actuar, decidir, hablar, para vivir. Vuelve a recostarse y adormilada se desea a sí misma una vida paciente y sin dolor. Ha ocultado su nueva verdad a todos, nadie puede saber nada, ya nadie es fiable, si llegara a oídos de su maltratador estaría perdida.
Por fin el sueño la vence, mas cuando despierta hay alguien a su lado. Es él, la persigue, nada ha cambiado, las heridas aun no han cicatrizado.



Ana


Se siente sola, sin saber por qué le ha ocurrido esto a ella, se deja llevar por esta canción y sobre todo por sus pensamientos.
Confiaba en él, en su amor y le había decepcionado, ella estaba loca por él y todo se había esfumado.
Lo había conocido en aquel parque donde ella iba por las tardes a leer y donde él le preguntó la hora pues su reloj se había parado. Fue un amor a primera vista. Siguieron viéndose posteriormente de los buenos días pasaron a conversaciones más fluidas hasta que por fin un día empezó a llover y decidieron ir a un café cerca del parque. Fue entonces donde Ramón le confesó su amor, ese amor que ella también sentía y que también le confesó.
Todo pasó muy deprisa, en un abrir y cerrar de ojos, de ser dos extraños a convertirse en marido y mujer. Todo fue muy precipitado, sin saber nada el uno del otro.
Ella fue a reunirse con él en el café y su sorpresa fue verle con una mujer a la que abrazaba.
Esto la dejó confundida y lo único que pensó es que tenía una amante pero ¿por qué? Ella creía que él la quería. Se fue a su casa, cogió lo más preciso y se fue de allí.
Pensó irse sin más, pero le dejo una nota diciéndole lo mucho que lo quería y que odiaba haber visto su traición.
Ahora estaba en aquel hotel, mirando el horario del tren que cogería el día siguiente sin dejar de llorar y de pensar en Ramón. Se iría de aquel pueblo a casa de unos tíos que la habían criado cuando sus padres murieron en aquel fatídico accidente.
En ese momento llamaron a la puerta; la abrió y vio que era él, Ramón pero ... ¿ Qué hacía allí con esa mujer ?.
Ramón la calmó y le dijo que esa mujer era su hermana que había venido a conocerla, pero que él no le había contado nada para darle una sorpresa.
Se puso a llorar sin saber que decir, mientras Ramón le secaba las lágrimas y la besaba tiernamente.
¡CORTEN! ¡CORTEN! dijo el director.
Esta toma ha quedado un poco sosa habrá que repetirla, daremos un descanso y volveremos en unos minutos.


Charo


Espera ansiosa la llegada del día para poder coger el tren que la llevara hasta su gran amor. Poderlo ver después de tres meses, alejados el uno del otro.
Ese hombre tan maravilloso que le hace sentirse feliz y protegida.
Piensa en lo que se va a poner para que la encuentre guapa y en su cabeza se acumulan todas las cosas que quiere decirle cuando lo vea.
Se siente realmente feliz y ansiosa.


Paqui
Estaba sentada en la cama sola y muy cansada, aburrida. Ha tenido una desilusión con su pareja. Ha resultado ser un maltratador, ella lo sigue queriendo pero lo ha tenido que abandonar, ya no podía más.
Se echa en la cama para pensar un lugar donde ir. Le dio vueltas a la cabeza y por fin decidió irse a Tenerife para empezar una vida nueva. En el avión conoce a una chicamaravillosa que le propone un trabajo.
Ella se pone muy contenta porque así se podría olvidar de aquel maltratador.
Pasó un año y seguía con su trabajo en un hotel. Allí encontró un nuevo amor que la quería y no la maltrataba.
Estaba empezando a vivir una nueva vida.
Rosa
Está un poco asustada. Tal vez cansada. Pero no por el futuro que le espera, sino por el deprimente pasado. Por vez primera, se siente libre y dueña de sus actos.
Siempre le dijeron que era una inútil. Que su lugar estaba en la casa haciendo las tareas. Cuidando primero a sus hermanos, luego a sus padres y por último si era capaz de cazar a algún tonto que la soportara, tendría que cuidarle y entregarse a él.
Por eso, porque no quería darle su vida a nadie, aprendió a leer sola y a escondidas. Por eso, por las noches, cuando todos dormían escuchaba un viejo transistor que tenía su abuelo en el desván. Por todo eso, sentía miedo todos los días, pues sabía que sus inquietudes no eran aceptables en una joven cristiana y de su clase.
Jamás pudo expresar sus deseos, ni dejar entrever que tenía necesidades y anhelos como los demás.
Pero había llegado el día. Hastiada de ser una persona a la que no se parecía en nada; hizo una pequeña maleta, tampoco tenía grandes cosas, y con unos pocos ahorros que había ido sisando a su padre y a su abuelo se marchó de noche de aquel odioso pueblo que la asfixiaba y dictaba su vida.
Primero cogió un autobús hasta Londres, donde alquiló una habitación en un modesto hotel para pasar un día hasta que llegara el momento de coger el tren que la llevaría a su anhelado futuro.
Tenía trabajo. Gracias a la radio supo que el mundo fuera del que ella conocía ofrecía vida a algunas mujeres. Y ella respondió a una de esas ofertas. Sería bibliotecaria en una linda ciudad del norte del país, que aunque no conocía había situado en el mapa.
Empezaba su nueva vida. Había dejado una nota, aunque no se la merecían, diciendo:"me marcho, no os preocupéis por mí. Voy a empezar a vivir".

Y ahí estaba en esa pequeña habitación comprobando el horario del tren que la llevaría a...no lo sabía con exactitud, pero deseaba comprobarlo por sí misma.


Mercedes
Se siente sola, perdida, sin rumbo, sin saber que hacer. No podía imaginar una vida sin él. Se sentó en el borde de la cama, de pronto sonó una dulce y melancólica melodía, que hizo recordar los buenos momentos que pasó junto a él y se derrumbó. Las lágrimas le caían sobre sus mejillas, no daba crédito que todo esto le estuviera pasando. ¿Como me ha podido dejar sin más? ¡Pero si estamos muy enamorados! Eso pensaba ella.
Ella se enamoró perdidamente de él, soñaba con una vida juntos, llena de ilusiones.Pero el día anterior le dejó una nota que le decía: “Me tengo que marchar. Siento mucho tener que dejarte. He pasado muy buenos momentos junto a ti, pero lo nuestro llego a su fin. Hay cosas de mí que no sabes. Espero que te quedes con lo mejor de mí y recuerdes los buenos momentos. Mejor que no sepas nada más. No quiero hacerte más daño”.
Ella tuvo un momento de reflexión y dijo:
- No creo que te merezca ni siquiera recordarte, para ti sólo fue un juego y yo como una tonta me volví loca por ti.

Sonia

miércoles, 5 de mayo de 2010

Poema

Escribir un poema de 8 versos respetando las siguientes pautas:

. verso 1: predominio de la r
. verso 2: predominio de la m
. verso 3: predominio de la p
. verso 4: predominio de la p
. verso 5: predominio de la m
. verso 6: predominio de la r
. verso 7: libre
. verso 8: libre


TU RISUEÑA RISA


Ris, ras, tu risueña risa con retintes rosados, rodean tu mirada,
merodeas a mamá, marrulleas meticuloso en mi morada.
Mi pizpireto pillín, patea con sus patines el pasillo de su madre adorada,
impaciente espachurras al perro, me pellizcas de pasada.
Malhumorado mascullas majaderías mientras mesas mi melena,
ris, ras, ris, ras, reconfortas con tu risa mi pena,
te quiero!, haces mi vida más alegre y amena,
tus besos y abrazos me serenan.


Ana



La Roca


Allí rugosa y rodeada por el mar, se encuentra la roca, viendo las olas arrastrar.
Allí misteriosa contempla el mar y algún que otro marinero marisquear.
Allí permanente, pendiente y sin perder puntá.
Allí pasiva, paciente viendo la vida pasar.
Allí melosa, melancólica y a veces malhumorada.
Allí la recia roca rompeolas, está.
Días, semanas, meses sin pestañear las horas se van.
Y años tras años la roca sigue igual.
Pepa


El viento


Rugía ruidoso, rabioso, metiéndose por los recovecos.
Más al amanecer, amainó. Movíase de forma melosa.
Parecía paciente, postrado a sus pies.
Poseidón, el padre del mar pedía silencio.
Por eso él mecía mansamente las olas, moviendo sin murmullo las aguas.
Rozando tan sólo las rocas, respetando a su rey.
Cuando por fín el dios de los mares marchó,
el viento desató su furia y las olas bramaron alegres.


Mercedes


Un ramo de rosas


Un ramo de tres rosas rojas lleva Ramón a Raquel,
mujer maravillosa, misteriosa, maternal y mimosa.
Porque para él padre de tres hijos: Paco, Pepe y Pili,
ella es la perfecta pareja: prudente, paciente y primorosa.
Mercedes puede ser la mujer ideal: esposa, madre y amiga.
Raro es encontrar una mujer con tantos atributos reales.
Por ello Ramón va a pedirle matrimonio a Raquel,
para que sea su esposa y madre de sus tres hijos.
Chari


El mar



Rompe recuerdos retenidos con rencor,
mece nuestra memoria con misivas melancólicas.
Pinta piruetas en plenilunio para piratas perdidos
y les promete perlas perfumadas de sal.
Maquilla nuestras mejillas con color de aguamarina,
recitándonos rumores y risas coralinas.
Neptuno nos susurra en secreto que en su morada,
podemos soñar sin prisas ni pretextos.

Rita

Mis raíces, recuerdos del pueblo de San Roque.
Monumentos, museos que son una maravilla.
Para pasear con mis primos por aquel parque tan divino,
nos perdimos porque era grandísimo.
Mi madre siempre me llevaba a merendar, recuerdo su risa cuando
yo le regalaba un cachito de pizza.
Cuando vuelvo a San Roque, me acuerdo de todos los juguetes
en la casa de mi abuela que nos levantaba a la siete para
ver lo que nos habían traído los reyes.

Rosa

Roma, ciudad de ruinas románticas.
donde el mármol muestra lo maravilloso de su arquitectura.
Este pueblo poderoso, pintoresco y peculiar.
Su población es simpática, apacible y espontánea.
Muestra el orgullo mediterráneo, monumentos maravillosos.
Roma país romántico, que enamora.
Monumento de belleza, historia y eternidad.
encantándose de todo lo bello que tiene esta ciudad.


Sonia