
Muchas veces, cuando terminamosla lectura de un libro, un relato o una historia nos preguntamos que tal les irá a los personajes en la vida, es decir, formulamos las siguientes preguntas ¿Qué pasó después?¿Cómo les va la vida? Una historia conocida por todas es La Cenicienta. ¿Qué tal si escribimos como le van las cosas a Cenicienta tras su boda con el príncipe?
Después de la celebración de la boda de Cenicienta con el Príncipe, decidieron ir de luna de miel por la costa andaluza. Cenicienta decidió llevarse algunos biquinis y pareos bastante llamativos, en cambio el Príncipe decidió llevarse algunas camisas menos llamativas y bañador tipo bermuda.
Cuando llegaron al hotel decidieron bajar a la piscina. ¡Cuál fue su sorpresa, al comprobar que se había corrido la voz de que estaban en ese hotel! Y como no, allí estaban los fotógrafos y paparazis buscando la foto más sonada.
Decidieron dar una rueda de prensa y concluir con el viaje. Pero Cenicienta se puso de morros y le dijo al Príncipe que buscara otro hotel, apartamento o casita rural porque luna de miel sólo hay una, pues luego llegan los hijos y todo se va al cuerno.
Visto esto, el Príncipe buscó en Internet y vio una casita cerca del mar, bastante bonita se la mostró a Cenicienta y decidieron ir allí para pasar esos días.
Cenicienta vio que la casa no le faltaba de nada, había microondas, lavavajillas, lavadora... por lo tanto había de todo, ella estaba hecha a trabajar y pensaba estar estos días de vacaciones pero al mismo tiempo cuidando a su maridito.
El Príncipe, en cambio, pensaba tener a sus mayordomos y andar como Pedro por su casa, pero cuál fue su sorpresa al comprobar que tenía que ayudar a su mujer. Tenía que ir al mercado a comprar, regar las flores, sacar al perro...
Estos problemillas fueron sacando al Príncipe de sus casillas y decidió plantearle a Cenicienta su malestar. Ella le habló con paciencia y le explicó que él había sido muy afortunado en tenerlo todo pero que la realidad no era la que él vivía.
Terminada la luna de miel volvieron a palacio y el Príncipe un día decidió vestirse como uno más del reino y visitó algunos pueblos de su reino y comprobó la verdad que Cenicienta le había dicho.
Volvió al castillo y decidió ser un buen marido, además de un buen príncipe compartiendo todo con sus súbditos.
Charo
Casada ya Cenicienta con su príncipe, conoció en una de las muchas fiestas que celebraban, a otra hermosa princesa, Aurora o como también era conocida, la Bella Durmiente. Ambas entablaron una gran amistad y mientras sus esposos jugaban a la guerra, ellas aburridas de tanta ociosidad, decidieron crear una escuela de arte, pues a las dos les gustaba la pintura y la escultura.
Algo que comenzó como un mero entretenimiento, fue cada vez convirtiéndose en un proyecto más ambicioso. Muchas jóvenes de diferentes lugares acudían para aprender e intercambiar ideas y estilos.
Pronto fue algo más que una escuela de arte, era un lugar de comunicación, de reflexión, de inspiración. Tanta fama obtuvo, que los maridos de ambas algo celosos y muy asustados intentaron acabar con el proyecto pero... ¡era demasiado tarde!. Ellas y sus alumnas se sabían por primera vez dueñas de un sueño propio. Y si las querían tendrían que respetar su sueño.
Y así fue como dos de las protagonistas de nuestros cuentos comenzaron a reivindicar otro papel que no fuera el de estupendas y monísimas esposas.
Mercedes
Cuando el Príncipe y Cenicienta se casaron y terminaron el convite, se fueron de luna de miel a una isla preciosa y encantadora. Cuando llegaron, Cenicienta y el Príncipe se pusieron cómodos,
y se echaron un rato para descansar del viaje. Luego cuando se levantaron fueron a comer. Al Príncipe le encantaban los cocteles de fruta y a Cenicienta, un buen pescado. Cuando reposaron del banquete se cambiaron y se pusieron sus trajes de baño, Cenicienta un bikini precioso y el Príncipe un bañador. Cenicienta corrió hacia el agua y llamaba al Príncipe para que viera el agua cristalina. Se veían los peces, los cangrejos, hasta un caballito de mar. El príncipe le propuso bucear pero a Cenicienta le daba miedo pues nunca había buceado. Al Príncipe no le importó y le dijo:
- Bueno, entonces nos damos una vuelta por la isla haber si cogemos algunos cocos.
Cenicienta estaba disfrutando mucho, ella nunca había ido a una isla tan bonita y para ella era un sueño. Empezaron a andar para ver si cogían algunos cocos y Cenicienta cogió algunas flores muy bonitas pues a ella le encantaban las flores. Cuando llegó al hotel las colocó en un jarrón para que su habitación hermoseara más.
Rosa
Al principio todo resultó maravilloso, pienso que como en cualquier pareja, vivir en palacio rodeada de lujos, comodidades, criados, criadas, doncellas, bailes, fiestas, y sobre todo los mimos, caricias, ternura y el amor que su príncipe derramaba hacia ella. Pero el paso del tiempo y la rutina rompieron el hechizo, nuestra Cenicienta de cuento despertó a la cruel y dura realidad, y la vida en palacio se le hizo muy cuesta arriba.
Ya no había diálogo entre ellos, no tenían proyectos en común, su príncipe pasaba demasiado tiempo fuera de palacio y ella se sentía muy sola, pérdida en su inmensidad. Cenicienta intuía que "su amor " buscaba las caricias de otras princesitas de cortes cercanas, eso la irritaba, apretaba los puños conteniendo su rabia y lloraba y lloraba.
Cuánto añoraba no haber hecho caso a sus padres y haber terminado y ejercido su carrera de filología para ser una mujer independiente y poder hacer con su vida lo que le hubiese dado " la real gana ", nunca mejor dicho.
- Hija, no te ates a ningún hombre, vive la vida a tu gusto, sin ataduras, le repetía su madre una y otra vez. Pero ella no quiso escuchar, la habían educado como a casi todas las niñas, en la búsqueda del príncipe azul y eso fue lo que hizo.
Tras los primeros años de felicidad absoluta, llegaron los hijos ¡ qué ilusión !, pero la ilusión no fue tanta cuando, como a todos los hogares, la crisis llegó también a palacio y hubo que recortar gastos y despedir trabajadores: mayordomos, nodrizas, cocineros, chóferes etc., etc. al paro), y allá que Cenicienta se tuvo que poner a dar clases particulares para sacar unos dineritos extra, lo que unido a llevar y recoger niños, hacer deberes, preparar comida, cena, baños, mientras su esposo, un hombre de carne y hueso como todos los hombres, se pasaba las horas delante de su ordenador o viendo sus partidos y programas favoritos en la tele.
La pobre, ya no tenía tiempo para ella, se había descuidado tanto que no parecía la misma.
¿Dónde estaba su larga y rubia melena, su esbelta figura, su tez blanca y delicada, sus cuidadas y suaves manos, y sobre todo dónde había quedado su carácter alegre, su ternura, su sonrisa, su paciencia y gratitud hacia los demás, y sus ganas de cantar y vivir?
Un día al levantarse, harta ya de culpabilizarse de la actitud esquiva de su esposo y de la jodida y esclava vida que llevaba decidió solicitar el divorcio., al que príncipe y princesa llegaron de mutuo acuerdo. En la actualidad se ven de vez en cuando y mantienen la compostura por el bien de los hijos y nuestra Cenicienta se siente feliz por sentirse libre.
Ana
Después de una bonita luna de miel, Cenicienta y su lindo esposo, el príncipe, regresan al castillo, donde le esperan nuevas ocupaciones en su nueva vida que acaba de comenzar. Como heredera real, descubrirá que tiene que encargarse de tareas que no son nada fáciles. Por su parte, cuenta con la ayuda del Hada madrina y de sus amigos los ratoncitos.
Cuando regresaron de su luna de miel, Cenicienta nunca se estaba quieta, siempre de aquí para allá ordenando y limpiando todo lo que encontraba a su paso. Le daba igual lo limpio y reluciente que estuviese su palacio, ella siempre encontraba una mota de polvo o una mancha en un cristal.
Cuando Cenicienta, si no estaba limpiando o ayudando a los demás, cogía a sus ratoncitos y se iban a pasear por sus hermosos jardines. Un día paseando llegó hasta la aldea, y no le gustó lo que vio... niños trabajando, otros pidiendo, casas deterioradas. Se fue corriendo a palacio y se lo contó todo al príncipe, había que darle una solución .El príncipe, asombrado, le dijo Cenicienta que no se preocupaba, que todo se arreglaría.
A la mañana siguiente, el príncipe acompañado de Cenicienta, llevaron comida suficiente para todos.
-Yo, Cenicienta, os prometo que a partir de ahora, arreglaremos las casas que estén rotas... daremos casas a quienes no las tengan, construiremos una escuela para los niños para que aprenda a leer y a escribir. Tendrá un hermoso jardín para que puedan jugar. Y cualquier persona por muy pobre e humilde que sea tiene que tener los mismo derechos que los demás.
Todos estaban felices y su marido el príncipe más todavía, se sentía tan orgulloso de Cenicienta… Él sabía que iba a ser una buena Reina, la Mejor de todas las Reinas.
Mari Ángeles
La verdad es que a la Cenicienta le cambio mucho la vida. Primero tuvo que aprender todo el protocolo para saber cómo comportase en sociedad. Viajo por todo el mundo durante varios meses. Se relacionó con otros príncipes y Reyes. Estudió idiomas, dio clases de música y bailes. Para ponerse al día tardó dos o tres años.
También tuvo un asesor de imagen y cuando ya estaba cansada de todo esto, se escapó por la noche con el príncipe, por supuesto, a una isla desierta a vivir la vida lejos de todo.
Ya han pasado muchos años y nadie ha sabido de ellos.
Y COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA TRANSFORMADO.
Pepa
Cenicienta y el príncipe después de su boda, se fueron a vivir al castillo. Cenicienta perdonó a su madrastra y a sus hermanastras y se las llevo a vivir con ella.
Pasaron tres años y todo transcurría bien. Iban de fiestas en fiestas y la convivencia entre todos ellos estaba bien. Pero pasado estos tres años el príncipe empezó a comportarse raro con ella. Se iba solo de viaje, según él, por motivos de estado y dejaba a Cenicienta sola mucho tiempo y ella empezó a aburrirse de estar metida siempre en el castillo y echaba de menos su vida anterior.
El príncipe cuando venía de sus viajes no estaba con ella como siempre. Le pidió consejo a su madrastra y esta le dijo: que eso era normal porque tenía muchas obligaciones que atender en su reino y que tuviera paciencia.
Pero Blancanieves decidió averiguar por ella misma que era lo que le ocurría a él. Sé puso a perseguirlo y a observarlo hasta que por fin vio con sus propios ojos lo peor que podía ver y era como el príncipe le estaba engañando con su madrastra.
Se le vino el mundo encima y decidió irse del castillo y vivir en su antigua casa rodeada de las personas que de verdad la querían. Allí volvió a ser feliz como antes y conoció a un hombre normal , nada de príncipe, que la hizo muy feliz y tuvieron dos hijos.
Paqui
No hay comentarios:
Publicar un comentario