Carl Honore, el guru anti-prisa y autor del éxito mundial “Elogio de la lentitud” , nos ofrece en su libro estas reflexiones:
“Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.
Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo,
pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida.”
Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo,
pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida.”
“Hoy todo el mundo sufre la ENFERMEDAD DEL TIEMPO:
la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja y
debes pedalear cada vez más rápido”
la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja y
debes pedalear cada vez más rápido”
“La velocidad es una manera de no enfrentarse a lo que le pasa a tu
cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes…
Viajamos constantemente por el carril rápido, cargados de emociones,
de adrenalina, de estímulos, y eso hace que no tengamos nunca el tiempo
y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos
qué es lo realmente importante.”
cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes…
Viajamos constantemente por el carril rápido, cargados de emociones,
de adrenalina, de estímulos, y eso hace que no tengamos nunca el tiempo
y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos
qué es lo realmente importante.”
En la siguiente entrevista nos ofrece uan interesante reflexión sobre los males de nuestra sociedad y el remedio para sanarla: la FILOSOFÍA SLOW, simplemente reducir la marcha y buscar el tiempo justo para cada cosa.
Vamos a describir las cosas de nuestra vida que pensamos que merecen hacerse lentamente, sin prisas...
Me gusta los domingos por la mañana, levantarme temprano y tomar un café cuando el sol ya se ha instalado en el patio. Sentarme en los escalones y mover lentamente el azúcar en el café. Mirar la figura imponente y estática del Peñon y oír el silencio de las mañanas perezosas de los domingos. Todo está quieto y sereno, y despacio, sin prisas, me desperezo.
Rita
Hoy día cuando veo a mis hijos ya mayores me pregunto ¿Cómo ha pasado el tiempo? Me acuerdo cuando los levantaba por la mañana, les daba el desayuno, los llevaba y traía de la escuela, siempre pendiente del reloj. Mi vida era un ir y venir siempre pendiente de ellos, de tener su comida preparada, de sus ropas limpias en fin, lo que toda madre hacemos por nuestros hijos.
Hoy día veo que todo ese tiempo que me faltaba, hoy en cierto modo, ya me está sobrando. Mis hijos son mayores, van y vienen sin yo hacerle falta, en definitiva ya se valen por ellos mismos. Y para mi es un orgullo y una felicidad inmensa ver a esos hijos hechos personas adultas y responsables.
Ahora empezaré a mirar un poco más por mi, por mi marido y como no por esos nietos que algún día llegarán, pero, espero tomarme la vida un poco más tranquila y pausada porque ya lo vivido te sirve de experiencia. Reflexionaré que es lo más importante y lo haré saboreando cada instante que me queda por vivir. Como escribir estas líneas sin pensar en el tiempo que habré tardado.
Charo
Llega el verano. Sin reloj, desaparecen los horarios. Me despierto y remoloneo en la cama. Me levanto cuándo mi cuerpo me pide el café de la mañana. Abro la ventana, el viento inexistente es presagio de un buen día de playa. La playa, mi confesable vicio estival. Preparo todo lo necesario para pasar unas horas de relax. Llevo el libro que tantas veces cojo en invierno para leer y nunca termino, la manoseada baraja de cartas que en mi familia nunca falta para relajarnos con la famosa partida que a mi marido y a mí nos gusta compartir con nuestra hija. ¡NO!, suena el despertador, me doy cuenta de que todo ha sido un sueño. Me levanto y miro el calendario y veo que ya va quedando menos, para que mi sueño sea una realidad.
Mª Ángeles
Me encantan los sábados por la mañana porque suelo bajar paseando a la Plaza. Entró en la pescadería, miro los puestos y elijo sin prisa el pescado que voy a preparar. Compro el periódico y suelo quedar con una amiga a tomar una cervecita, es muy placentero sobre todo si acompaña el tiempo y podemos sentarnos al sol.
También disfruto en casa cuando me enfrasco en la lectura de un buen libro que acompaño con uno de mis placeres el café, y una música tranquila de fondo mientras disfruto de una estupenda tarde.
Otra cosa que me gusta hacer y que hago con menos frecuencia de lo que me apetece, es quedar con mis amigas blogueras y disfrutar de su estupenda compañía ya sea por la tarde o por la noche, así que desde aquí queridas creo que nos debemos una cita.
Mercedes
Lo que más me gusta es cuando en
verano, que me levanto muy temprano y antes de que caliente el sol,
cojo mi crema, una botella de agua y un buen libro. Me marcho a la
playa sobre las diez de la mañana cuando aún no hay casi nadie y solo
se escucha el ruido de las olas y alguna que otra gaviota revolotear, me
siento en la orilla mirando al mar, me relaja, me gusta que las olas me
bañen los pies. Me encanta sentir la brisa en mi cara. Desconecto del
mundo y las horas se me pasan sin pensar. El libro es lo único que me
importa y no lo dejaría hasta acabarlo por completo. Luego antes de
volver a casa me doy un largo paseo por la orilla descalza, ¡ que
maravilla !.
Para mi eso es una de las cosas que merecen la pena hacerlas lentamente, sin prisas..
Pepa
No
hay nada más placentero para mí que esos días de asueto que suelo pasar
en mi pueblo, en compañía de los míos.Allí la vida fluye a un ritmo
mucho más lento, las prisas no existen, ni el estrés.
Allí,
no soy madre, ni esposa, ni seño; allí me convierto en hija y hermana,
es como si volviera a la infancia y sólo me tocara ser feliz y
divertirme, sin preocuparme por nada.
Allí, no tengo obligaciones, no guiso, no compro, no tiendo, no hay deberes, no...no...
Allí
paseo, charlo con mis hermanas, disfruto de mis sobrinos, sonrío, paso
frío, tomo el sol, el tiempo me sobra y a veces hasta me aburro. ¡Mejor
así!.
Allí vivo sin prisa y tan sólo quiero y me dejo querer.
Allí me dejo acariciar por la lentitud que todo lo envuelve...
Ana